Estimados lectores, de antemano una disculpa por haber abandonado por tanto tiempo el blog, pero este fue para nosotros uno de los semestres mas difíciles que hemos tenido, tanto trabajo y estrés no pueden caber dentro de un ser humano promedio, lo bueno es que estamos altamente capacitados para poder salir adelante, lamentablemente con algunos rasguños, cavidades dilatadas y con uno que otro bonito extraordinario.

Que les puedo decir, me perdí de muchos acontecimientos que pudieron haber sido de su respetable interés, uno fue la segunda guerra de bandas, solo escuchaba desde mi húmedo salón de clases un tímido siseo proveniente del GYM, a las 3 de la tarde me retire del CETI (como es debido), pero regresé a las 7 de la noche (un claro pecado común entre nuestra población estudiantil), y me pareció sensato adentrarme al GYM ya que todavía había bastante gente a los alrededores (para que les miento vi a muchas chicas en falda y no me pude resistir… seguramente encontraría mas adentro, je!).

Ya en el interior me encontré con que el escenario estaba arreglado y tenia luces que se movían… si!!!, se movían!!! , y no es cosa de magia, el CETI se puso las pilas y coloco una iluminación considerablemente buena, además el audio esta vez no se escuchaba nada mal (bueno no era en vivo, claramente solo seleccionaban música desde una laptop… pero estuvo bien). Me gusto lo que vi (y esta vez no me refiero exclusivamente a las señoritas), se mostraron varios grupos de baile, las y los porristas de nuestro plantel hermano el CETI Tonalá y los alumnos principiantes y avanzados de danza aérea, lo cual indudablemente a sido de los mejores espectáculos que eh visto en el CETI, un claro ejemplo del esfuerzo que ponen día a día estos alumnos en el arte, felicidades muchachos (ojala y le pusieran el mismo empeño a su desarrollo académico… bueno, probablemente si lo hacen).

En los últimos días que me digne a pararme en la escuela me percate de que certeramente los altos directivos del CETI decidieron levantar unos 50 cm el alambrado de la cancha de futbol, para que (me imagino, es la respuesta mas obvia) los balones muy elevados no alcancen a impactarse con algún delicioso platillo de esos que nosotros los siempre hambreados cetianos disfrutamos tanto todas las mañanas. (Algo me dice que esa altura no es suficiente en algunas áreas… pero esperemos a que lo sea).

Olvidándonos un poco del CETI y dándole rienda suelta a los placeres de la vida, ya son vacaciones!!!, por esta y otras razones son por las cuales no había subido entrada después de salir de clases, eh andado reanimando mi hígado y aumentando el volumen de mi estomago con excesivas dosis de cerveza, y lo mejor de todo, o mejor dicho de estas épocas, las santísimas posadas, siempre esta el tío borracho y entrón que lleva sus botellas de tequila, (como amo a mi tío borracho, de grande seré como el.), comenzando con cubas libres y terminando con el clásico ponche con piquete (yo pongo el piquete je!), son de esas cosas que hacen que mi navidad tenga sentido, pero no hay que dejar atrás los bien amados romeritos o el pavo asao, el siempre necesario lomo en coca, el jamoncito relleno, el mole, los tamales, bueno, infinidad de platillos para aumentar la masa corporal de aquel que este dispuesto a celebrar la navidad como es debido, (yo lo estoy).

Pero no hay que olvidarnos de lo realmente importante, los regalos, y ahora que lo pienso no le eh hecho mi cartita a santa Claus, aunque no tiene mucha importancia, recuerdo aquella navidad que me defraudo y decidí dejar de creer en el por completo. Tenía escasos 16 años de edad (si, era un niño con fe), cuando escribía con soberbios ánimos y desmedidas esperanzas sobre una linda y pulcra hoja blanca de papel lo siguiente:

“Querido Santa Claus:
Hola, primero que nada y antes que todo, un abrazo, ya hace un año que no te escribía, y espero que te encuentres de maravilla, quiero que sepas que todos mis amigos del CETI me dicen que no existes, pero yo no les creo, yo te eh visto cuando vienes a entregar los regalos y se que toda la magia de la navidad esta en ti y en cada asta de tus tiernos renos.

Esta navidad te quiero pedir algo fuera de lo común, me eh dado cuenta desde que estoy en el CETI que los juguetes ya no me atraen, ahora las pequeñas resistencias y los bonitos osciloscopios han cambiado mi forma de ver al mundo, además siento que con estos podre hacer algo bueno para la humanidad, pero esto no es lo mas importante, así que iré al grano.

Me considero un niño grande de altas ambiciones, con toda una vida por delante e interminables aventuras y placeres, por lo cual, para esta navidad deseo con toda la inocencia de mi persona a una Güera Despampanante. Yo se que no es mucho pedir, teniendo tu en tu taller a interminables duendecitas importadas, así que la espero dentro de un rico pastel de chocolate y sin nada mas que un bikini encima.

Sin más quedo de Ud.

Atte. El Joven Alpha

PD: Que la señora Claus se las de esta noche seguramente se lo tiene bien merecido.”

Si, todavía guardo esa funesta carta… Evidentemente como ustedes ya habrán deducido, el repulsivo Santa Claus no me trajo a mi güera despampanante, en su lugar me dejo un trozo del pastel de la noche anterior con una rubia muñeca Barbie® a la izquierda. En que demencial momento se le ocurrió a Santa Claus que podría realizar mis mas intrépidas perversiones con una muñeca Barbie® de escasos 20 cm de alto ¬¬. Desde ese momento deje de creer en aquel famoso personaje, mas luego descubrí que el señor regordete que entregaba los regalos era mi padre y que las rubias despampanantes solo las iba a encontrar en el Candy’s®…. Que desilusión.

En fin, Feliz Navidad y un muy prospero año nuevo!!!!! (Y felices extras.) Hay nos vemos el 11 de enero (creo).

PD: La carta anteriormente expuesta fue realizada solo con fines cómicos, no creo en Santa Claus desde que tenia 8 años de edad, deje de creer cuando no me trajeron mi fabuloso Max Steel®, y no tengo convenios con la marca Mattel®….. Las güeras despampanantes si existen!!! xD.

Hasta Pronto.